lunes, 16 de mayo de 2016

ARMAS DEL MOVIMIENTO OBRERO

El Sindicalismo: Con anterioridad a la industrialización moderna, existieron organizaciones, los gremios , que defendían en el seno de la actividad artesanal a los trabajadores de un determinado oficio. Regulaban la producción y controlaban hasta el más mínimo detalle. Los operarios tenían la oportunidad de ascender en la escala laboral según su pericia y méritos. Frente a esas organizaciones de carácter preindustrial, los sindicatos nacieron como respuesta a los problemas planteados por la mecanización. Representaban a obreros desposeídos de la iniciativa y creatividad en el proceso productivo. La total desprotección de éstos frente a los abusos de los capitalistas los empujó a organizarse en asociaciones para protegerse en caso de enfermedad, paro o inactividad huelguística. Gremios y sindicatos respondían, por tanto, a circunstancias económicas y sociales distintas.

A finales del siglo XVIII, en Inglaterra, cuna de la industrialización, nacieron las primeras asociaciones de trabajadores, las llamadas sociedades de ayuda o socorro mutuo. Su objetivo era la unión de los obreros para conseguir mejoras laborales y salariales, operando como cajas de resistencia frente a adversidades como la enfermedad o el desempleo. A finales de ese siglo, por medio de una legislación represiva, las Combination Laws (1799 y 1800), se prohibió todo tipo de asociacionismo obrero, con lo que las organizaciones de trabajadores pasaron a ser ilegales y hubieron de ejercer su actividad clandestinamente. Tras la abolición aquellas leyes (1824), el asociacionismo obrero progresó rápidamente, representado en las Trade Unions. En 1834 Robert Owen reunió varios sindicatos de oficio en la Great Trade Union , alcanzando tal éxito que fue ilegalizado por el gobierno, lo que llevó a los líderes del movimiento obrero a plantearse la necesidad de intentar otras experiencias, en este caso políticas, hecho que se concretó en el cartismo. Los principales instrumentos de presión de que se valieron los sindicatos en sus reivindicaciones fueron la huelga y la insurrección.

Los Trade Unions, aunque tolerados, no se constituyeron legalmente hasta 1871 . Durante las siguientes décadas no dejó de aumentar su número y el de sus afiliados, a finales de siglo sumaban más de 2 millones. En el resto de Europa los sindicatos adquirieron importancia a lo largo del último tercio del siglo XIX. Contaban con una cuidada organización, dependencias, financiación y funcionarios propios, constituyéndose en elementos indispensables en las relaciones laborales. Así surgieron, entre otros: en Alemania la Asociación General de Trabajadores Alemanes (1863), en España la Unión General de Trabajadores (UGT, 1888) , en Francia la Confédération Générale du Travail (CGT, 1895), en Estados Unidos el American Federation of Labor (AFL, 1886)armas del movimiento obrero: los partidos obreros. A partir de 1871, la democratización de los regímenes políticos y la implantación del sufragio general masculino permitieron la aparición de partidos políticos obreros cuyo objetivo era representar al proletariado en los parlamentos nacionales. Normalmente fueron de corte marxista, y siguieron el modelo del que fue primero en establecerse, el partido Socialdemócrata alemán (SPD), fundado en 1875. Pronto surgieron otros como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en 1879; el francés Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO), en 1905, o el Laborista inglés.

Las internacionales obreras: Uno de los rasgos distintivos del socialismo de todo signo fue su carácter internacionalista. Carlos Marx y otros pensadores sostenían que, al margen de la nacionalidad a la que perteneciesen, los trabajadores de todo el mundo sufrían los mismos problemas . Era por tanto necesario, aunar esfuerzos, intereses y objetivos para derrotar a la burguesía. Fruto de esa idea, surgieron organizaciones que intentaron servir de enlace entre grupos de trabajadores de diferentes países en pos de la consecución de la revolución universal. De entre estas iniciativas destacaron dos: La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional (1864-1876). 

La Segunda Internacional (1889-1914).
La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o I Internacional Obrera : Adoptó como sede la ciudad de Londres y estuvo integrada por asociaciones obreras de variado signo. El encargado de redactar sus estatutos fue Carlos Marx . Las diversas tendencias y sensibilidades que recogió, obstaculizaron en gran medida su funcionamiento. En 1868, a raíz de la incorporación de Bakunin , la AIT sufrió una polarización que condujo a enfrentamientos entre dos tendencias irreconciliables: la anarquista y la marxista. Episodio decisivo en la división del movimiento internacionalista lo constituyó el fracaso de la Comuna de París (1871), experiencia de carácter revolucionario que surgió tras la derrota sufrida por las tropas francesas de Napoleón III frente a Prusia. Como consecuencia, el Segundo Imperio Francés dejó de existir abriendose paso la III República. Durante los primeros meses de ésta, la agitación política y social hicieron estallar en París una revolución que condujo a la instauración de una Comuna obrera. Tras poco más de dos meses de autogestión, las autoridades republicanas reprimieron sangrientamente la Comuna. Aquel fracaso agravó los enfrentamientos en el seno de la Internacional. En el Congreso de La Haya (1872), los anarquistas fueron expulsados de la organización, que pasó a ser controlada por los marxistas hasta su disolución en 1876.

La Segunda Internacional Obrera (1889-1916). Fundada en 1889, estableció su sede en Bruselas . Excluidos los anarquistas, adoptó una clara orientación socialista marxista, integrando una serie de partidos socialistas de distintas nacionalidades organizados en una federación. Entre los objetivos fundamentales de la asociación destacó la búsqueda de una legislación que mejorara las condiciones de vida de los trabajadores (subsidios de desempleo, protección social, etc.) y, de forma especial, el empeño en la instauración de la jornada de ocho horas . Signos distintivos de la II Internacional fueron la institución de la jornada del Primero de Mayo como fiesta reivindicativa (Día Internacional del Trabajo), la del 4 de marzo (Día Internacional de la Mujer Trabajadora) y el famoso himno conocido como de la Internacional .


Entre los principales problemas a los que hubo de enfrentarse, destacó el de la controversia ideológica de dos grupos: El primero fue el radical , compuesto por marxistas ortodoxos, partidarios de una revolución como fórmula para destruir el capitalismo y cambiar la sociedad. Una de sus principales figuras fue Rosa Luxemburgo . El segundo, más moderado y de carácter reformista, denominado revisionista , pues discutía algunos puntos de la teoría marxista, como el de la lucha de clases o el materialismo histórico. Entre sus representantes destacó E. Bernstein , que preconizaba llegar al socialismo mediante una vía pacífica con la participación de los trabajadores en el juego parlamentario. La Segunda Internacional recibió el golpe de gracia tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, conflicto que fue incapaz de evitar. La clase trabajadora, dividida entre los sentimientos patrióticos y el ideal de solidaridad internacional, optó por los primeros, se enroló en los ejércitos contendientes y abandonó la causa que inspiraba la organización. No pudiendo resolver esa contradicción, en 1916 se disolvía la Internacional.

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